Casa Molusco Pantera

Colaborar es redescubrirse a sí mismo a través de la perspectiva de alguien más; conjuntar esfuerzos para con ello generar algo más poderoso que la suma simple de sus partes. Es un acto natural e inevitable dentro de las disciplinas del diseño que nos permite enriquecer infinitamente nuestro quehacer, a la vez que enriquecemos con nuestro trabajo el de los demás.

Colaborar es alimentar y echar a andar un círculo virtuoso del que todos salimos ganando

Proyecto: Casa MP

Interiorismo: Kenya Rodriguez 

Colaboración: Ruth Encino, Mariana Cabrera y Jesus Sanchez

Arquitectura: JDEstudio, Javier Duenas y Gabriela Olivares

Construcción: Jaime De Obeso, JDstudio y Javier Duenas

Fotografía: César Béjar

Narrativa: Rodrigo Carreon

KR, en colaboración con JDEstudio

¿hay algo más satisfactorio que colaborar con alguien en quien confías para crear algo que será de nuestra propia pertenencia?

Casa Molusco Pantera surge de un tintero donde la arquitectura y el diseño se nutren del entendimiento de las personas que la habitarán, de sus dinámicas, sus relaciones, aquello que les resulta valioso y también de aquello que, aunque superfluo, es una parte cotidiana e inescapable de la vida y no por ello menos poética. Y es mediante la arquitectura que se cohesiona esa piel simbólica de espacios, donde los llenos y los vacíos establecen una danza armónica que da a cada cual su lugar, entre cuerpos específicos con actividades definidas, y patios libres que descomprimen, complementan y articulan todo lo demás. Como los silencios en la partitura que hacen que la música tenga sentido.

Conforme la arquitectura empieza a completarse, comienza también un acto más impermanente pero todavía más complejo, quizá por esa mutabilidad, que es darle sentido para habitarla. El reino de los interiores. El que suaviza los muros, da calidez a los pisos y techos, y permite que realmente usemos el espacio y que nos instalemos en él.

Diseñar para este reino trasciende el mero acto de decorar porque implica volver a ese entendimiento de las personas que detona a la arquitectura, pero en un nivel todavía más íntimo y personal. Entender aquellos objetos que nos definen, porque así lo hemos decidido, y que cargamos con nosotros, colocándolos en nuestros espacios para enaltecerlos, porque ellos a su vez nos enaltecen a nosotros.

El mobiliario, el arte, la iluminación, los objetos útiles que usamos en nuestra vida diaria, y hasta aquellos cachivaches que nos hemos encontrado en nuestro transitar por la vida y a los cuales hemos dado un significado preciso, entran aquí en contacto entre ellos mismos, estableciendo jerarquías y diálogos, y más importantemente, deben entrar en contacto con nosotros. Cómo los percibimos, cómo nos aproximamos a ellos, y cómo interactuamos con ellos, con los demás, y con nosotros mismos. Al final la atmósfera no se completa hasta que realmente se vive.

La colaboración es importante, porque la arquitectura debe permitir que esos diálogos sucedan, que esos contactos se propicien, y que esa atmósfera se complete. 

La arquitectura y los interiores se vuelven infinitamente más poderosos cuando se entrelazan, porque nada queda fuera de lugar y ningún espacio es verdaderamente ocioso, aunque ese haya sido su propósito. Y porque la simbiosis que generan uno con otro nos permite realmente disfrutar de los dos.

Casa Molusco Pantera es Kenya y es JIS. Es el escenario que JDEstudio construye para ellos y que KRE termina de cohesionar. Y es también una rara paradoja entre aquello que los une en una entidad atípica, compleja y acertada; pero también aquello que los separa y les permite a uno y a otro expresar su individualidad, su filosofía, su sofisticación, la superficie de su profundidad, su coqueteo juguetón y sus ganas de vivir y disfrutar la vida. Todo a través de su propia casa.

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